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Bibi fue modelo, pero dejó atrás los tacones y las pasarelas para dedicarse a diseñar.
Tomada por: ALOmujeres.Estudió diseño en Londres y logró reconocimiento mundial en los 70 y 80, para después volver a su país a idear proyectos que mejoraran la calidad de vida de las trabajadoras de Bangladés (Asia). Actualmente, Bibi presenta sus colecciones en pasarelas de Europa y América, elaboradas con telas y accesorios de comunidades de bajos recursos económicos y ha abierto un mercado que sustenta a 35 mil mujeres. Ella misma las visita, las asesora y escoge qué va a utilizar en sus colecciones.
Su trayectoria le ha permitido volverse muy cercana a grandes celebridades y personalidades -ella misma es una en el mundo de la moda- y, con su fama, podría lograr millones de dólares en donaciones para Bangladés si se lo propusiera. Sin embargo, no le gusta la caridad.
Para ella, cuando alguien asiste a un evento de caridad o compra cosas para reunir recursos lo hace por esa razón, pero no porque realmente le guste o valore lo que está comprando. “En cambio, si yo te ofrezco algo que fabriqué y lo compras, eso me motiva a seguir trabajando y progresar, y no a extender las manos esperando ayuda sin hacer nada”, explica.
Llena de accesorios, Bibi sabe que es una vitrina andante y que cualquier cosa que se ponga va a llamar la atención de diseñadores y fabricantes alrededor del mundo. Ahora utiliza pulseras de Bangladés, gafas con diseños de India y ahora collares de Colombia porque está en un proyecto con la Secretaría de Desarrollo Económico de Bogotá y visita la ciudad cada seis meses para asesorar a empresarios locales.
Los resultados de su gestión por las artesanas bengalíes la motivan a ayudar a mujeres de todo el mundo y a pesar de su apretada agenda luce siempre fresca porque no quiere parar nunca de trabajar. “Yo a veces pienso que cuando muera y me dejen en la tumba, a los cinco minutos me voy a volver a levantar. Hay mucho por hacer”, dice.
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