Sabor de la Imagen Móvil:
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"Acerqué mi mano a la suya y me cogió el dedo con fuerza, como si no quisiera soltarme nunca más y entonces entendí que lo más maravilloso del mundo había llegado y que mis ojos aguados no eran fruto del miedo o de la duda, sino de la más absoluta felicidad”.