Es una mujer de decisiones. Hace una década dejó el modelaje, campo en el que ya había ganado fama y reconocimiento, para apostarle a un camino nuevo: la actuación. Lo hizo con la determinación que la caracteriza y la convicción de que llegaría muy lejos... y así fue, la samaria, que conserva su acento puro a pesar de haber vivido en México, Italia y recientemente en Bogotá, conquistó las pantallas de la televisión y el corazón de los colombianos.

Hace poco interpretó a la famosa Brigitte, en Lady, la vendedora de rosas, ahora la vemos como Sofía Linares en Anónima (RCN), en pocos días le dará vida a Eugenia Upton en La Esclava Blanca (Caracol) y pronto protagonizará La Cacica, serie que relata la vida de la fallecida ministra Consuelo Araújo Noguera. Cuatro personajes que resultaron de un trabajo incesante y continuo. “El reconocimiento, el cariño del público y la credibilidad se los debo a diez años de compromiso, de no quitar el dedo de la raya y de buenos castings. Al final todo sacrificio y esfuerzo tiene su recompensa”, asegura.

En su momento Viña fue una de las modelos más asediadas y famosas del país, participó en varios desfiles nacionales e internacionales y fue la cara de reconocidas campañas publicitarias. Hoy, luego de haber sobrepasado los límites de los estigmas; de pasar de ser modelo a actriz, no se arrepiente de la decisión de haber dejado las pasarelas. “No extraño este mundo, pero sí lo guardo conmigo. En trece años como modelo viajé, aprendí y crecí personal y profesionalmente. Fue un proceso de evolución. Los seres humanos debemos aprender a cerrar ciclos, así como la serpiente, que poco a poco va mudando de piel”.

Lo que se propone lo cumple y aunque no tiene una lista de lo que viene para el futuro, pues piensa en el aquí y en el ahora, es milimétrica en establecer los pasos para cumplir lo que quiere. Desde hace dos años está trabajando en un nuevo reto personal; se trata de un proyecto de emprendimiento con moringa, una planta con grandes propiedades medicinales que pretende cristalizar este año. ¿Por qué regresar al mundo empresarial, cuando la actuación marcha por tan buen camino? “Para tener pasiones paralelas, para diversificar y para retarme a mí misma. Soy una mujer de desafíos”.

El duelo de su vida
Hace cuatro meses su gata ‘Akira’ (que significa alegría en japonés) falleció. Aún se está recuperando de la pérdida de su compañera de lectura, de trasnochos y de vida. “Fue muy duro y es un proceso lento, sin embargo sé que tuvo una gran vida. Ella me enseñó a amar; nunca había amado de esa manera”.