Qué delicia poder saludarlos de nuevo en este espacio que tanto quiero, #VitalmenteConCaroCruz para mi familia Aló.

Después de tener a Matías, muchas mujeres me preguntan cuál es mi alimentación, de qué manera me cuido, cómo recuperé mi figura tan rápido, al cabo de cuánto tiempo hice ejercicio, si utilizo otros métodos, en fin, muchas incógnitas que quisiera contestar, no sé si logre hacerlo con todas, pero espero responder la gran mayoría. Este espacio es perfecto para eso. (Vea también: "La clave esta en lucir lo que nos hace sentir bien")

Primero quiero decirles que si algo he logrado entender con el tiempo es que el cuerpo tiene memoria. Ya en varias ocasiones les he contado que yo no soy obsesiva con el tema del gimnasio y mucho menos con la alimentación; trato de llevar una vida saludable y realizar ejercicio de una manera constante. Antes de quedar en embarazo ya tenía una rutina muy clara de lo que debo comer y cómo debo entrenar.
Los primeros tres meses estuve quieta y ya después mi ginecólogo me autorizó hacer cardio y ejercicio controlado. En mi caso, las pulsaciones no debían superar las 133. Esto lo hice a diario hasta que cumplí siete meses, ahí paré, pues tenía que trabajar mucho adelantando fotos, campañas y de más y, claro, Mati llegó a la semana 36. (Vea también: "Conformar una familia ha sido mi mejor decisión")

 La alimentación durante estos ocho meses fue saludable, se basaba en comer muchas verduras, eso sí las lavaba muy bien para evitar que alguna estuviera contaminada, ya que tener ese cuidado es muy importante en periodo de gestación. También consumía buena cantidad de frutas y líquido, en especial agua, comía mucha proteína vegetal y animal, pescado (el que indicaba mi médico y en las cantidades que me recomendó) y pollo. Les sugiero las harinas que, a mi forma de ver, no afectan tanto: arroz integral, pasta integral, plátano asado y yuca. (Vea también: Mis mejores vacaciones)

Después del nacimiento de Matías empecé a tomar mucha agua para lactar y eso me ayudó a bajar de peso rápidamente; por lo menos tres litros de agua al día. A las tres semanas del nacimiento de mi hijo, visité a mi médico y las cicatrices de la cesárea, tanto la interna como la externa, estaban perfectas, así que me dio permiso de fajarme y de empezar a realizar ejercicio suave; cardio y movimientos que no requirieran tanto esfuerzo.

Poco a poco empecé a ver los cambios y logre rápidamente el peso con el que había comenzado mi embarazo. Somos mujeres, nos gusta cuidarnos, nos encanta sentirnos lindas y un hijo no solo te da la felicidad más grande, sino también la capacidad de sentirte bella y muy poderosa.
Mujeres, todo es posible desde el amor, solo es buscar lo que nos llena, lo que se acomoda a nuestras necesidades y a nuestras condiciones; ¡los cambios son posibles!  (Vea también: 10 pistas de Carolina Cruz para un bronceado perfecto).