Cuando te sientas tan fiel como los cisnes o los pingüinos emperadores, recuerda que no se ha comprobado que estas especies solamente tengan relaciones sexuales con su pareja. Aunque te digan “parecen un par de tórtolos”, por no despegarte de tu enamorado, bien podrían referirse a una relación incestuosa porque generalmente las tórtolas, como se llama esta especie de palomas, terminan apareándose entre hermanos y hermanas, ya que en el mismo nido suelen nacer macho y hembra, y su naturaleza es estar juntos, así lleven la misma sangre.

Muchas son las comparaciones con animales cuando de nuestro comportamiento sexual se trata. Se usa perro para referirse a un hombre mujeriego, conejos para las parejas que no paran de tener sexo y gatas para las mujeres que... pero ¿Pueden realmente compararse los humanos con los animales en el área de las relaciones de pareja?

Fieles como cisnes

En la película "Se acabó el pastel" (Heartburn, 1986), la protagonista -interpretada por Meryl Streep-, le cuenta llorando a su padre las infidelidades de su marido, a lo que él le responde que si quiere monogamia se debería casar con un cisne. Sin embargo, hoy día se sabe que ni el cisne se salva.

Numerosos estudios de las últimas décadas han roto la creencia de que en varias especies de aves existe la monogamia y hay más promiscuidad de la que se creía o eso demuestran títulos algo contradictorios de investigaciones como “Patrones de fertilidad fuera de la pareja en las golondrinas monógamas” o “La promiscuidad en pájaros coloniales monógamos”.

En el libro “El mito de la monogamia. La fidelidad e infidelidad entre animales”, donde mencionan dichas investigaciones, también se habla de un estudio en el que se capturaron vivas a aves migratorias y al examinar sus cloacas, al menos un 25% de ellas eran ya portadoras de semen, esto antes de llegar a las áreas de reproducción a encontrarse con el que se supone es su macho.

Una de las conclusiones de los autores de esta investigación, David Barash yJudith Lipton, es que en el mundo animal en general no existe la monogamia, a lo que añaden que “por lo que se refiere a los humanos, la mayoría de la gente hace ya tiempo que sabe que hay mucha más promiscuidad de la que se reconoce pública o incluso privadamente”.

Vaca nueva o vaca vieja

Hace una década, la actriz estadounidense Ashley Judd protagonizó la película Alguien como tú, basada en la novela Animal Husbandry, en la cual interpreta aJane Goodall, una mujer que, devastada porque su novio la dejó, justifica el fin de la relación con un estudio hecho sobre el comportamiento de los toros. Según la teoría de la vaca nueva y la vaca vieja, los toros se niegan a copular con una vaca con la que ya lo han hecho antes y los machos dejarán a todas las vacas porque su mandato biológico es hallar una nueva. Por eso, Jane concluye que los hombres, como los toros, siempre están en la búsqueda de una nueva pareja por mandato natural.

Aunque la teoría es producto de una novela, las personas tienden a comparar a las personas con los animales por sus comportamientos y muchas veces los califican de naturales porque otras especies los siguen.

Si la teoría de la vaca vieja fuera cierta y sirviera para explicar los comportamientos de los humanos, para un hombre sería sencillo justificar la ruptura de una relación, pero probablemente no habría existido en la historia nadie monógamo y fiel.

El panorama para la comparación con el reino animal sería aún más desalentador para quienes creen en la fidelidad si se tiene en cuenta que entre los mamíferos la monogamia es una rareza. Entre más de cuatro mil especies, unas pocas docenas forman vínculos de pareja fiables, entre estas el murciélago, el mono tití y la nutria gigante.

El zoólogo español y catedrático Luis Gallego, quien es experto en vertebrados y ha hecho análisis de etología animal comparada con la humana –la rama de la biología que estudia el comportamiento- afirma que es difícil conocer casos de especies monógamas que se mantengan fieles durante toda la vida y que es un tema complicado de estudiar porque requeriría mucho tiempo de observación, pero además, “para lograr comparar a los animales con los humanos tendría que poder definirse con claridad el concepto del amor. Si se define con alguna palabra que implique libertad, o elección, o responsabilidad, deberá concederle las mismas prerrogativas a los animales que hacen ‘el amor’", dice.

En cuanto al tema específico sexual, ya décadas antes el reconocido investigador Alfred Kinsey (1894-1956), interesado en el comportamiento sexual de los mamíferos, recolectó videos y fotos de estos. No obstante, al sentir que este material no era el más adecuado para explicar el comportamiento sexual de los humanos, empezó a grabar la actividad sexual de parejas de casados que se ofrecieron voluntariamente a colaborarle en sus investigaciones. Actualmente y siguiendo los métodos del investigador, el Kinsey es el instituto científico de mayor reconocimiento en temas de sexo, género y reproducción del mundo, que basa su trabajo en estudios hechos con personas si se trata de personas y con animales si se trata de animales.

En cualquier caso, en el área de las relaciones de pareja, la ciencia aún no ha podido determinar con exactitud los comportamientos de ‘fidelidad’ en los animales ni en los humanos. Como dice El zoólogo Gallego “los datos que se pueden obtener de especies animales no los extrapolaría a la nuestra, ni siquiera los intercambiaría entre ellas. Y mucho menos los utilizaría para ‘enfrentar’ o ‘valorar’ los sexos de la nuestra”.

Así que cuando tu pareja te diga que te es fiel como un pingüino emperador, piensa que estas parejas de animales perduran en función de sus crías y no se sabe si entre ellas existe algo parecido a lo que los humanos llamamos amor.